Biografías
Stephen F. Austin
Stephen Fuller Austin (1793-1836) fue el principal responsable de iniciar la secuencia de hechos que finalmente llevaron a la independencia de Texas y a la subsiguiente anexión por parte de Estados Unidos que desencadenó la guerra contra México. Después de emprender aventuras familiares comerciales fallidas durante su juventud, Austin se dirigió a New Orleans a estudiar Derecho con, Joseph Hawkins, antiguo miembro del Congreso de Estados Unidos.
El padre de Stephen, Moses Austin, que todavía se estaba recuperando de sus reveses financieros, fue al territorio español de Texas para vender a las autoridades de allí un plan para mudar a trescientas familias católicas estadounidenses a la turbulenta frontera norte de España. Aunque tuvo éxito, Moses Austin murió antes de poder ver el plan implementado y su hijo Stephen se hizo cargo de la causa. A los treinta y un años, Austin se había convertido en el primer empresario angloamericano (representante de tierras e inmigración) en Texas.
Austin mostró genialidad en el trabajo y capoteó con éxito las tormentas del movimiento independentista mexicano, logrando mantener sus contratos de inmigración intactos. Las primeras 300 familias estadounidenses llegaron en 1824 y Austin siguió firmando otros acuerdos, a quien se le unieron unos cuarenta empresarios competidores. En conjunto, estos representantes atrajeron a 20.000 inmigrantes a Texas, que pronto superaron la población hispanohablante nativa en aproximadamente diez a uno.
A medida que las tensiones aumentaban entre los recién llegados y los funcionarios mexicanos, Austin intentó oficiar como mediador, pero fue apresado por el caudillo mexicano Antonio López de Santa Anna. Cuando fue liberado, Austin apoyó los llamados a la independencia de Texas. Cuando estalló la guerra en 1835, Austin fue comandante militar durante un breve período antes de dirigirse a Estados Unidos en busca de respaldo financiero para la insurgencia. Regresó a Texas después de que los revolucionarios vencieron a Santa Anna. Para entonces, la guerra había catapultado al relativamente recién llegado a Texas, Sam Houston, a la presidencia de la nueva nación en 1836. Austin murió más tarde ese mismo año de una enfermedad que probablemente había contraído mientras se consumía en una prisión mexicana, completamente consciente de que había sido eclipsado políticamente.