Biografías
El general José Joaquín de Herrera
José Joaquín de Herrera, nativo de Jalapa, se ganó una reputación de ser un mexicano nacionalista políticamente moderado y de constituir una alternativa razonable a los más temerarios caudillos que actuaron durante el caos de las tres primeras décadas de la República Mexicana. Nacido en 1794, se incorporó al ejército español cuando era joven, pero abrazó la causa independentista en 1820. Herrera surgió como una de las principales figuras de la nueva república y con el tiempo llegó a ser ministro de guerra y marina, entre 1832 y 1834, y ocupó varios cargos en diferentes gobiernos hasta 1844, actuando hábilmente en la contienda exasperante entre las ideologías federalistas y centralistas.
Cuando el presidente Antonio López de Santa Anna fue exiliado a Cuba, Herrera ganó las elecciones para ocupar el alto mando del ejecutivo, justo a tiempo para enfrentar una crisis con Estados Unidos. Sus ofertas e intentos diplomáticos por evitar la guerra disgustaron a sus conciudadanos y fue derrocado por un golpe de estado liderado por el general Mariano Paredes y Arrillaga. El nuevo dictador no pudo vencer a Estados Unidos y Santa Anna regresó a México para sufrir un desastre similar. Con la nación derrotada y desmoralizada en la guerra entre Estados Unidos y México, el público mexicano una vez más solicitó al más moderado Herrera para restablecer el orden. El Congreso lo eligió para que ejerciera dicha tarea en 1848.
Con el pago de $15 millones que efectuó Estados Unidos en virtud de los términos del Tratado de Guadalupe Hidalgo, Herrera sofocó con éxito las rebeliones en Yucatán, Guanajuato, Veracruz, Misantla y la Huasteca. Habiendo estabilizado su nación, Herrera traspasó el mando a su sucesor electo, Mariano Arista, en 1850. Herrera siguió siendo un interesante observador político de la escena nacional hasta su muerte en 1854.