Batallas de la Guerra
Entrada en la Ciudad de México
El golpe final a la defensa de la Ciudad de México dirigida por el general Antonio López de Santa Anna llegó el 13 y el 14 de septiembre. Tras la victoria de Chapultepec, las fuerzas estadounidenses persiguieron a las fuerzas mexicanas que se retiraban hacia las puertas del lado oeste de la ciudad. En una lucha que duró toda la tarde del 13 de septiembre, las tropas estadounidenses al mando del general William Worth ocuparon la Garita de San Cosme, mientras que la división de John Quitman tomaba la Garita de Belén. Los estadounidenses mataron o capturaron a unos 3,000 soldados mexicanos en ese combate a muerte, directo y brutal, en tanto que por su parte los estadounidenses sufrieron 800 bajas. Aquella noche, el general estadounidense Winfield Scott ordenó a sus comandos reorganizarse, consolidarse y prepararse para un combate salvaje e implacable al día siguiente. Los estadounidenses —cansados, balaceados y heridos, pero victoriosos— esperaban ansiosamente la llegada del amanecer.
Como resultado de los desastres en Chapultepec y las garitas, el caos reinó entre el ejército mexicano y el gobierno dentro de la ciudad. Con los estadounidenses adentro y con el control de las rutas hacia el sur y el oeste en sus manos, los funcionarios consideraron que su causa estaba perdida y que la ciudad capital pronto se convertiría en un campo de batalla. Santa Anna, convencido de que la lucha ya no justificaba los costos en vidas ni en propiedades, condujo a lo que quedaba del ejército nacional mexicano a las afueras de la ciudad para reagruparlo, rearmarlo y planear su próximo movimiento.
En las primeras horas del 14 de septiembre, en lugar de tener que luchar en la ciudad, Scott recibió a una delegación de políticos mexicanos que entregaban la ciudad incondicionalmente. El ejército estadounidense que, a principios de marzo, había comenzado la campaña para tomar la Ciudad de México, finalmente victorioso, ahora marchaba triunfalmente hacia la plaza nacional.