Papel de los medios de comunicación
Periódicos: prensa mexicana
Por Jesús Velasco Márquez
Un periódico mexicano típico de la época de la guerra contra Estados Unidos tenía un formato estándar. Primero estaban las secciones de noticias locales, nacionales e internacionales que se obtenían de comunicados oficiales o se tomaban de periódicos nacionales o internacionales. En segundo lugar, había cartas escritas por el público a los editores, que informaban o comentaban las noticias o los editoriales. En tercer lugar estaba la página editorial.
Después de la independencia de México en 1821, la prensa mexicana fue un instrumento de las distintas facciones políticas. La prensa era concebida más como un medio para formar la opinión pública a favor de las distintas facciones políticas que como una forma de proporcionar información objetiva o no sesgada. De modo que la prensa estaba claramente alineada con los partidos o las facciones políticas que, entre 1830 y 1840, consistían en liberales radicales o puros, liberales moderados y conservadores. Las principales diferencias entre esos partidos eran principalmente con respecto al tipo de gobierno y hasta qué punto debían llegar las reformas políticas.
Durante 1845, cuando la posible anexión de Texas por parte de Estados Unidos era el problema central, uno de los periódicos más importantes era El Siglo XIX, que había sido fundado en 1841 por Ignacio Cumplido y expresaba el punto de vista de los moderados. Este periódico originalmente apoyaba las medidas tomadas por el presidente José Joaquín de Herrera en favor de un arreglo negociado con el gobierno de la República de Texas para evitar su anexión. A este punto de vista se oponían La Voz del Pueblo y El Amigo del Pueblo, que expresaban las opiniones de los puros y exigían una inmediata campaña militar contra Texas. Después de que la República de Texas acordara la anexión por parte de Estados Unidos, El Siglo XIX se unió a la oposición y pidió la intervención militar para evitar la anexión y rechazar la aceptación John Slidell por parte del gobierno mexicano como comisionado estadounidense para negociar la anexión.
En diciembre de 1845, el presidente Herrera fue forzado a renunciar y fue reemplazado por Mariano Paredes y Arrillaga, cuyo objetivo político era establecer un gobierno monárquico. Su empeño obtuvo el apoyo del periódico El Tiempo, que fue fundado y dirigido por Lucas Alamán. Este periódico no sólo estaba a favor del estilo de gobierno sino que también denunciaba tanto el intento de Estados Unidos de adquirir Texas como la demanda estadounidense de la cesión de más territorio mexicano. Sin embargo, no apoyó una solución militar hasta que la misión de Slidell fue finalmente rechazada en abril de 1846. A principios de 1846, los liberales —tanto los puros como los moderados— se oponía al punto de vista político (es decir, el establecimiento de un gobierno monárquico) que expresaba El Tiempo por medio de periódicos como El Republicano (que era la continuación de El Siglo XIX) y El Monitor Republicano, cuyos nombres indicaban su orientación política. A estos se unía Don Simplico, que fue fundado por dos jóvenes liberales: Guillermo Prieto e Ignacio Ramírez. Este periódico era un tabloide satírico que criticaba a casi todos los dirigentes políticos. La prensa liberal pedía a la administración de Paredes y Arrillaga que desplegara de inmediato las tropas del ejército para defender la frontera. Hacia junio de 1846, tanto la prensa liberal como la conservadora denunciaban la invasión estadounidense al territorio mexicano y pedía una respuesta gubernamental efectiva.
En agosto de 1846, Paredes y Arrillaga fue depuesto y El Tiempo fue cerrado. En ese entonces, las publicaciones liberales dominaban el país. En la Ciudad de México, presionaban para restaurar la Constitución republicana y federal de 1824 y favorecían el regreso de Antonio López de Santa Anna, que había sido desterrado de México en 1844. Esperaban que estas acciones permitieran que México resistiera el avance del ejército estadounidense hacia el territorio mexicano. También apoyaban la creación de guardias nacionales o regimientos civiles para resistir la invasión estadounidense.
Con las noticias de la Batalla de La Angostura, la caída de Veracruz y la derrota de Cerro Gordo, la prensa acusó a Santa Anna de falta de sentido común y hasta traición, y al mismo tiempo demandaba un levantamiento público contra las fuerzas estadounidenses en aquellos lugares que habían sido ocupados. Pero en mayo de 1847, cuando se informó la llegada de Nicholas P. Trist como comisionado de paz, el periódico El Razonador comenzó una campaña que favorecía las negociaciones con Estados Unidos, un punto de vista fuertemente impugnado por otros periódicos. Por ese entonces, algunos escritores estadounidenses también editaban periódicos en lugares que estaban bajo el control de Estados Unidos. Entre esos periódicos estaban The American Eagle, The American Star y The North American. Su objetivo era convencer a los residentes locales de la necesidad de aceptar los términos estadounidenses para la paz. The North American incluso realizó una campaña propagandística en favor de la anexión de todo México por parte de Estados Unidos.
Con el acercamiento del ejército del general Winfield Scott a la Ciudad de México, el ejército mexicano cerró todos los periódicos en julio de 1847 con la única excepción de El Diario del Gobierno (el boletín oficial). No obstante, después de la caída de la Ciudad de México, la prensa liberal reanudó sus actividades en septiembre de 1847, principalmente a través de El Monitor Republicano y El Eco del Comercio, que se concentraban en refutar la prensa estadounidense en México y hacían campaña a favor de las negociaciones de paz.