Los Consecuencias
Vastos Territorios Nuevos
Por Robert W. Johanssen
Universidad de Illinois en Urbana-Champaign
¿Qué significó para los estadounidenses de mediados del siglo XIX la guerra contra México? La respuesta refleja la naturaleza y el carácter mismo del país a mediados del siglo. Los estadounidenses se extendían más allá de su frontera. Los avances en los medios de transportación y las tecnologías en las comunicaciones disolvían el aislamiento geográfico y cultural del país. El comercio se expandió y los viajes incrementaron el interés por las exploraciones que realizaban los estadounidenses por todo el mundo. La guerra era una "ventana" a través de la cual los estadounidenses podían ver una tierra extraña y exótica, maneras, costumbres y actitudes ajenas. Muchos estaban convencidos que Estados Unidos ya nunca más sería el mismo.
Algunas observaciones acerca de la guerra eran más pragmáticas. La publicación "Democratic Review" apuntó que el fin de la guerra significaba la "reducción de nuestros enormes gastos al retirar el ejército y el cese del trabajo excesivo que se ha dado por tanto tiempo" (mayo de 1848). Después de que se ratificó el tratado, algunos críticos de la guerra aceptaron que ésta había demostrado "que un pueblo… dedicado a las artes de la paz, con instituciones políticas libres puede conquistar un pueblo militar, gobernado por déspotas militares" ("Merchants Magazine",abril de 1848).
Algunos críticos pronosticaron que las "impenetrables montañas y los estrechos y secos valles" de California y la "ausencia de caminos, de árboles… y el completamente inhabitable" Nuevo México serían inservibles, que amenazarían las colonias fronterizas del país y que drenarían las arcas nacionales. Algunos creían que México se libraba de tierras inservibles recibiendo de Estados Unidos $15 millones por el sacrificio.
Los vastos territorios nuevos se habían incorporado como parte de Estados Unidos. El 4 de julio de 1848 llegó a la Casa Blanca la ratificación del Tratado de Guadalupe Hidalgo por parte del Congreso de México. Ese mismo día se había inaugurado la piedra angular del monumento a Washington.
Robert C. Winthrop, congresista de Massachusetts y líder de la Cámara de Representantes, pronunció el discurso de inauguración. La ocasión, señaló, marcaba "la época precisa en que arribamos a la historia del mundo y a nuestra propia historia". Se había ganado una guerra contra un enemigo extranjero y rindió tributo a los "veteranos de la línea y a los voluntarios". La "gran locomotora 'Liberty' construida por Estados Unidos" avanzaba "por el camino de la libertad humana, sin obstáculos ni contratiempos; ganando fuerza en su trayectoria; desarrollando nuevas energías para cumplir con nuevas exigencias" con una rapidez "sin paralelo". Al final del día, la inauguración del monumento se volvió más simbólica de lo que nadie había anticipado. "Este gran aniversario -- declaró un ciudadano -- no había llegado nunca con más gozo para estar agradecidos ni con más promesas de brindarnos a todos alegría y ánimo".
Nunca antes la independencia de Estados Unidos se había "celebrado más gozosamente". Los logros de "nuestro valiente y magnánimo ejército en México" recordaban las luchas de la revolución por la independencia y el líder de esa revolución ahora se elevaba como el "fundador de un imperio" que pronto eclipsaría todo lo que el "mundo hasta ahora ha producido".