Los Consecuencias
La guerra entre Estados Unidos y México: Crisol para la grandeza
Por John C. Waugh
Escritor
División de Colecciones Especiales, Universidad de Texas en Arlington
En la historia de Estados Unidos, la guerra contra México representa muchas cosas, unas admirables y otras no tanto. Sin embargo, uno de sus legados más importantes y duradero, fue el hecho de haber sido un laboratorio y taller de trabajo militar, terreno de prueba, crisol y evento de maduración para los hombres que después estarían al mando en ambos lados de la guerra civil de Estados Unidos.
Fue con la guerra entre Estados Unidos y México que los jóvenes subalternos aprendieron de dos de los generales más grandes de la historia de Estados Unidos: Zachary Taylor y Winfield Scott; estos jóvenes después comandarían a los niveles más altos en la guerra más grande de la historia de Estados Unidos. En ese relativamente pequeño conflicto armado en el cual el lado estadounidense no supo de derrotas, fue que aprendieron todo lo que sabían respecto a librar una guerra a escala épica.
Los nombres de los comandantes que tuvieron a estos dos generales como mentores en la guerra contra México constituyen virtualmente una lista del panteón militar estadounidense del siglo XIX: Robert E. Lee, U.S. Grant, Thomas "Stonewall" Jackson, George McClellan, P.G.T. Beauregard, James Longstreet, Albert Sidney Johnston, Joseph E. Johnston, George Thomas, George Meade, Edmund Kirby Smith, Braxton Brag, Joe Hooker, George Picket y docenas más.
¿Y qué aprendieron estos comandantes en ciernes? ¿Qué de la experiencia mexicana almacenaron en su memoria que después llevaron a la guerra en la que serían comandantes de ejércitos? La oportunidad de aprendizaje estaba presente para todos. Vieron de cerca y de primera mano a dos de los generales más grandiosos. Fueron testigos de lo que tal vez constituyó la campaña más eficiente y mejor ejecutada de toda la historia militar.
Los estilos de estos dos generales mentores no pudieron haber sido más diferentes. Taylor era un general de soldados. Con frecuencia carecía de tácticas y habilidades en la logística de la guerra, pero cuando sus hombres lo llamaban el "Old Rough and Ready" (el "Tosco") lo hacían con respeto. Era temerario y compartía con su ejército las dificultades en el campo de batalla. Era un general en el que se podía confiar.
Probablemente ningún comandante de la guerra civil siguió tan de cerca el ejemplo de Taylor como Grant. Grant también tenía esa misma falta de ostentación y de presunción. Al igual que Taylor, su atuendo y sus pretensiones eran sencillas. Él también podía enfrentarse con calma a cualquier peligro o responsabilidad, característica que admiraba profundamente.
Otros que estuvieron con Taylor en el norte de México durante las batallas de apertura también aprendieron lecciones perdurables. Lee aprendió a practicar un saludable escepticismo respecto a los frenéticos y exagerados reportes de la fuerza del enemigo en su frente, un escepticismo adquirido que le serviría muy bien en la guerra civil.
Pero fue Scott, el general pensador, el que surgió como el mentor de mayor influencia para los comandantes de la guerra civil. Scott fue, tal vez, la mente militar más destacada de su siglo… o de cualquiera. Su personalidad era el polo opuesto de Taylor: engreído, amante de la pompa y circunstancia, celoso de sus prerrogativas, con frecuencia falto de diplomacia y mordaz. Así como Taylor era el "Tosco", Scott era "Old Fuss and Feathers" (el "Remilgos y Adornos"). También era valiente y a esa característica le añadió un preciso y original intelecto militar.
Tal vez ningún otro general de la guerra civil siguió tan de cerca el ejemplo de Scott como Robert E. Lee. Algunas de las características militares más sobresalientes de Lee se forjaron bajo la influencia del brillante Scott. Otros también aprenderían las mismas lecciones, pero muy pocos las aplicarían con tan marcado éxito.
¿Cuáles eran dichas características?
Una de ellas era la audacia. En la guerra entre México y Estados Unidos todo exigía audacia. Era una guerra librada lejos de casa, lejos de las líneas de suministros, contra un enemigo de números abrumadores. Por lo tanto, la campaña de Scott reclamaba audacia de principio a fin. Después, en la guerra civil, Lee llevaría esta cualidad de batalla en batalla. Su teniente, Stonewall Jackson la demostró sobremanera en su clásica campaña de Shenandoah Valley, en Second Manassas y en Chancellorsville. En lo que concierne a Grant, esta cualidad nunca le faltó.
Otra lección dada por Scott fue la necesidad de delegar responsabilidades. Scott creía que el trabajo de un general en mando era el de planear la operación, familiarizar a sus comandantes con el plan, ver que sus tropas llegaran al lugar de la acción en el momento y en el lugar apropiados, y luego dejarles a sus generales subordinados los detalles del combate. Si bien un número de comandantes de la guerra civil tomó ese estilo de Scott, nadie lo hizo tan notablemente como Lee.
Scott también sabía la importancia de contar con un estado mayor bien capacitado y se apoyó fuertemente en su joven cuadro de West Point. En la guerra civil, Lee, Grant y Jackson consideraron como alta prioridad el desarrollo y mantenimiento de estados mayores inteligentes y eficientes.
Una de las consignas de Scott era la de conocer el terreno. En esto confió en todo momento estando en México. Lee y los demás generales exitosos de la guerra civil le dieron importancia a este factor. Todos tenían claro que la victoria exige conocimiento.
Scott era maestro del ataque por flanqueo. Su espectacular acción de flanqueo en Cerro Gordo se convirtió en una acción militar clásica para todos los tiempos. Cada futuro general de la guerra civil que presenció el suceso quedó maravillado. Casi todos buscaron ejecutar una acción como ésta en la guerra civil. Lee siguió el ejemplo del impactante éxito de Cerro Gordo en Second Manassas y Chancellorsville. En ambos casos, su instrumento fue ese otro amante del ataque por flanqueo, Stonewall Jackson.
Otra lección clave que Scott pudo dar iba en contra de toda práctica militar aceptada. En la marcha de Veracruz a la ciudad de México, osadamente abandonó sus líneas de suministros y comunicación. Lee le copió esta estrategia después en sus dos invasiones del norte. Grant lo hizo, al estilo Scott, en Vicksburg en 1863, y su protegido, William T. Sherman, probó esta táctica en pleno apogeo de su marcha por Georgia y las Carolinas en la guerra civil.
Se ganaron la grandeza los que absorbieron las lecciones que les ofreció la guerra entre Estados Unidos y México para luego ponerlas en práctica en la guerra civil. Un puñado de ellos: Lee, Grant, Jackson, ocupan hoy un lugar en el panteón superior de los grandes generales estadounidenses. Ocupan ese lugar, en gran parte, por lo que aprendieron en México, en el camino nacional a los salones de los Moctezumas.